sábado, 26 de enero de 2013

LA VERDADERA AMANTE

Qué debe ser y qué no debe ser... la eterna mujer etérea de ojos hermosos y dominantes, de tez blanca y sonrisa fría pero deslumbrante. Inteligente, con gafas de pasión, un café en una mano y un libro en la otra. Atrevida, calculadora, oscura de ropa y de alma. 

La mujer perfecta para toda ocasión, la insaciable y apetitosa a la vez, atrevida que no teme a ser descubierta con otro, con muchos. De conversaciones eternas, de temas claros y directos como una invitación a su cama o que invita a la tuya propia, a ella, a más. 

Admirable por su tenacidad, admirable por su incapacidad de demostrar celos o interés incluso. Mayor si es posible también, lo cual garantiza que no existirán berrinches y calamidades envueltas en situaciones adolescentes. 

Amante de un cine, de muchos foros, del desnudo y del arte en general. Codiciosa con su sexualidad, compartida por el placer de llegar, siempre llegar, no importa si es en primer o segundo lugar pues el acto en si tiene un valor incalculable para el inaudito, el amante que piensa incluso que en ese momento es solo suya. 

Nacida en abril, el septiembre, en febrero, la verdad es que la época no le importa porque su favorita, el frío, es el pretexto perfecto para hacer calor. Muchas copas que se van desvaneciendo, atrapando al señor que va envejeciendo y deja bondad pura, lo que no dio en juventud por temor y fobia al rechazo. 

Amistad es entonces el pasar del tiempo que acabó con su ilusión  negado a que una cría lleve parte de su genética pues ésta misma no sirve, por órdenes de su mente, para procrear. Incalculables los momentos que el señor me regala porque no quiere tener otra opción.

Si me minimizo alguna vez es por la comparación, pero lo que el sabe que cree que no se, es que me creo demasiado a su lado, con toda esa pasión desbordada de rodillas en un abrigo rojo que regala calor en un cuarto de cuarto oscuro, entonces los focos no son necesarios porque ve más allá de mi.

Una mano en la tempestad de la enseñanza de sus pasos y las historias que van y vienen, a veces se presentan agresivas destruyendo un octavo de corazón que al final se regenera, pero a veces también apartan por precaución, también por temor y fobia al rechazo.

Es como el abogado del diablo que no contraté, que quiere sentar precedente volviendo fría mi alma para protegerme de mi misma. Que ama mis lentes por fijación, porque me vea bella para otros, no para él. 
Ganará el caso de mi vida siempre que sepa ser vampiresa para ganarle a los demás. Yo nací en julio.