Cuando quiero abrir los ojos me los sacan con intensas lágrimas negras. Cuando la situacion vuelve a cerrar, me quedo como al principio. Ávida, usada y sin ilusión alguna.
Me quiebro, me quiebro de nuevo, admito que me niego a negarte. No me gusta mirar. Odio mirar porque la realidad no empata con mi castillo.
Mientras, insistes en callar mis lamentos con sonidos, mis oidos con acordeS y conteos, mis ojos se DES-OJAN.
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