domingo, 8 de agosto de 2010

En el museo

Hoy comienZo a escribir una nueva historia, la de la desición.

Si bien pensando en que el miedo domina mi estómago, la simple necesidad de libertad me llena de júbilo. No puedo evitar sentir rabia o terror cuando se acerca ese agente que me tiene tan intranquilo.

Comienzo con otras letras y olvido que el refugio principal a mis simples ojos se ha vuelto el campo de batalla, de la desconfianza, del irrespetuoso afán por la intimidad propia. 
Conozco mis formas a escondidas, siempre a escondidas busqué la razón de vivir en 4 manos. El simple hecho de mirarme era razón de culpa. Pero me aferré. 
Con los años fui descartando la idea de que el paraíso se encontraba cuando uno moría. El paraíso esta en el amanecer, en las flores, en las sonrisas y en los olores. Esta en la Luna, en los abrazos, en las conversaciones, en el perdón y en la paz. Está en la desnudez, en las emociones, en el sudor de la tremenda sensación que me da cuando me haces el amor.
 
Esta en el maldito respeto que siempre pedí. En la ilusión de crear, de hacer mi propia verdad para q mi espíritu no se creyera perdedor u olvidado, cochino, sucio, bajo.

Libertad, cuanto te anhelo.    

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